El análisis de la productividad nos lleva inevitablemente al estudio de las posibilidades de mejora. Por ejemplo, a plantearnos cómo deberían de ser los procesos o qué fallos que se vienen cometiendo. Los números hablan por si solos. Solo tenemos que echar un vistazo a nuestro software de gestión.
El estudio en profundidad de la productividad de nuestro taller puede resultar complejo. Sobre todo si no disponemos de una adecuada herramienta de gestión de taller. Son muchos los factores que influyen en este importante KPI que tiene notables consecuencias en el devenir de nuestro negocio. Por eso, las respuestas obtenidas de este ejercicio de análisis son de enorme valor para identificar las fortalezas y debilidades de nuestra empresa. De nuestro modelo de negocio. Y no solamente para identificarlas, sino también para comprender sus causas, evolución previsible, condicionantes…
¿Por qué es tan importante la productividad en el taller?
En primer lugar, porque influye en los costes, ya que existe una relación inversa entre costes y productividad. Obviamente, los costes también dependen de los precios de todo aquello necesario para desarrollar nuestra actividad (salarios, precios de recambios y equipamiento, arrendamientos de locales…). A su vez, tener unos costes más reducidos condiciona nuestros márgenes. Y todo ello sin olvidar que tenemos que mantener una posición en el mercado también condicionada por nuestra propia competencia.
Si logramos un aumento de la productividad ganaremos una mejor posición competitiva en nuestro mercado. Gracias a un incremento de la productividad, somos capaces de ofrecer un servicio de las mismas características (o incluso mejores) que nuestra competencia, sin que ello se traslade necesariamente a nuestros precios.
Comprender mejor el mercado
Muchos de los factores que influyen en la productividad dependen del entorno del taller. Factores externos e internos que hay que medir. Las empresas más productivas tienden a comprender mejor las circunstancias de su mercado en cada momento y trasladarlas a procesos eficientes. Y eso es una baza muy importante en las relaciones con proveedores, clientes, etc. Por el contrario, las empresas desfasadas tecnológica y organizativamente se muestran incapaces de incrementar su productividad.
Por último, de nuestra productividad también depende nuestra capacidad de financiación. Una empresa en la que se esperan aumentos de su productividad tiene un proyecto más creíble. El resultado es un negocio con más oportunidades y menores costes de financiación. Se puede crear un círculo virtuoso. La productividad genera credibilidad. Con ella llega la financiación que posibilita el crecimiento. Gracias al crecimiento, se incorporan más recursos y se inicia un proceso de depuración de errores que alimenta nuevas ganancias en productividad. Suena bien, ¿verdad?
La importancia de la productividad es indiscutible en todo tipo de empresas. Para la mayoría de las pymes, como los talleres de reparación, la evolución de este KPI puede ser uno de los determinantes de su supervivencia a largo plazo.
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